La anestesia es imprescindible en múltiples procedimientos veterinarios a los que puede tener que ser sometido un perro, como la castración o la limpieza de la dentadura. En la actualidad, existen veterinarios formados específicamente en este campo y se cuenta con distintos fármacos, cada vez más seguros, y dispositivos para controlar el estado del perro durante todo el tiempo que dura la anestesia.

Aun así, como sucede con todos los medicamentos, su uso puede tener repercusiones que conviene conocer. ¿Cuáles son los efectos secundarios de la anestesia en perros? Lo explicamos en el siguiente artículo.

Regurgitación, náuseas y vómitos

Son efectos transitorios tratables que se resuelven en un corto periodo de tiempo y están relacionados con los fármacos utilizados. Esta situación puede llevar a que el perro pierda el apetito durante las 24-48 horas posteriores a la intervención o incluso más tiempo. Es buena idea que le ofrezcamos sus alimentos favoritos para intentar animarlo a comer.

De todas formas, si la situación se prolonga, hay que informar al veterinario. Debemos saber que regurgitaciones, náuseas y vómitos pueden presentarse también en la propia operación. Por este motivo, se recomienda que los perros acudan en ayunas a cualquier procedimiento que requiera anestesia.

Desorientación

Es muy habitual que los perros se despierten de la anestesia desorientados, descoordinados, torpes, perdiendo el equilibrio o, una vez en casa, deambulando sin un propósito, como si no supieran a dónde se tienen que dirigir. Lo normal es que esta situación no se prolongue por más de unas horas, el tiempo que tarden en eliminarse los fármacos del organismo.

Alteraciones cardiacas

La frecuencia cardiaca se ve alterada durante la anestesia, de ahí la importancia de mantenerla controlada durante la intervención, pero, también, en la fase de recuperación tras la salida del quirófano. De esta forma, se podrán detectar arritmias, taquicardias, bradicardias, etc., para actuar en cuanto sea necesario.

Modificaciones de la presión arterial

La anestesia general produce hipotensión (descenso de la tensión arterial). Debe controlarse durante la intervención y el posoperatorio. Es especialmente importante cuando ha habido una pérdida considerable de sangre o el periodo de recuperación está siendo más largo de lo habitual.

Alteraciones respiratorias

La anestesia provoca depresión respiratoria. La respiración es otro de los parámetros que se monitorizan durante todo el tiempo que dura la anestesia para poder intervenir si se llega a unos niveles peligrosos.

Por otra parte, un problema a nivel respiratorio que puede darse tras la operación es la neumonía por aspiración, producida si se aspira o entra alimento en las vías respiratorias, que es lo que puede suceder si el perro regurgita o vomita durante la anestesia.

Disforia

Con disforia nos referimos a un cuadro que suele manifestarse durante el despertar del perro (primeros 20-30 minutos tras la anestesia). Incluye vocalizaciones, náuseas, jadeos, inquietud, falta de respuesta a los intentos de calmarlo, etc. Se relaciona con la administración de opioides, anestesia inhalatoria o ketamina. Puede necesitar tratamiento.

Hipotermia

La anestesia general altera la termorregulación del perro, provocando una reducción de la temperatura corporal (hipotermia). Puede combatirse controlando la temperatura ambiental de los entornos en los que se encuentre el perro, utilizando mantas térmicas, evitando rasurar o mojar en exceso el pelaje o calentando los fluidos a administrar.

Los perros con hipotermia pueden temblar y tener escalofríos. Hay que saber, además, que la hipotermia retrasa la recuperación de la anestesia y la cicatrización de las heridas. En casa, debemos mantener al perro caliente durante las horas que puede durar este efecto.

Somnolencia

Otro de los efectos secundarios de la anestesia es un estado de somnolencia. Así como algunos perros se mostrarán inquietos, deambularán y se descoordinarán, otros estarán mucho más apáticos de lo normal y pasarán las primeras horas durmiendo. Lógicamente, es una consecuencia de los fármacos administrados, que afectan al sistema nervioso central.

Tos y afonía

No tiene que ver directamente con la anestesia, pero la intubación que requiere puede causar lesiones en la zona que tengan como resultado la tos o un ladrido afónico. No es muy frecuente y, de producirse, suele solucionarse en breve. De no ser así, mejor informar al veterinario.

Complicaciones anestésicas

Por último, algunos animales pueden tener reacciones alérgicas a la anestesia, ya sea a los medicamentos anestésicos propiamente dichos o a los fármacos que se utilizan en combinación con estos. Para evitar sustos, conviene comentar con el veterinario cualquier alergia que tenga el perro o si está tomando fármacos.

Por otra parte, una mala administración de la anestesia, una sobredosis o una exposición prolongada a los medicamentos puede tener graves consecuencias, afectando al sistema nervioso, a la musculatura o al cerebro e incluso causando la muerte.

También debemos mencionar que los perros geriátricos tienen más riesgo de sufrir complicaciones anestésicas. Se atribuyen a los cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento y a la mayor incidencia de enfermedades subclínicas, es decir, que cursan asintomáticas. Lo mismo sucede con los braquicéfalos, en este caso, por su particular anatomía.