El perro pastor alemán lleva años siendo de las razas más populares. Considerado un compañero ideal, también destaca por su capacidad para trabajar ayudando a las personas, por ejemplo, como perro policía o de rescate.

Si estamos pensando en adoptar un perro de esta raza, seguro que también valoramos la cuestión del sexo: ¿es mejor escoger un macho o es más adecuado optar por una hembra? Hablamos de las diferencias entre pastor alemán macho y hembra en el siguiente artículo.

Tamaño

Como sucede en muchas otras razas, existe dimorfismo sexual. Esto se traduce en que los machos, en general, son algo más grandes y robustos que las hembras, que muestran una línea corporal más fina.

Así, los machos suelen pesar unos 30-40 kg, mientras que las hembras acostumbran a oscilar entre los 25 y los 35 kg. Los machos también son algo más altos. Miden a la cruz entre 60-65 centímetros. Las hembras se quedan en unos 55-60.

Lógicamente, los rasgos característicos de la raza, como la coloración del pelaje, la cabeza en forma de cuña, las orejas erguidas, la mordida potente, etc., van a ser los mismos con independencia del sexo.

Carácter

Aunque existe el mito de que las hembras son más manejables, dóciles y cariñosas que los machos, lo cierto es que no es verdad. Por mucho que se insista, no hay diferencias en cuanto a temperamento entre machos y hembras.

De hecho, aunque se hable de características generales de los pastores alemanes, el carácter es un rasgo muy condicionado individualmente y que depende de múltiples factores, como la genética, los cuidados, la educación, las experiencias vividas, etc.

Por lo tanto, los rasgos de temperamento que se asocian a esta raza, como la elevada inteligencia, la lealtad o el instinto protector hacia sus seres queridos, estarán presentes tanto en machos como en hembras.

Ciclo reproductivo

La cuestión del celo es otro de los puntos que se suele poner sobre la mesa cuando se duda entre adoptar un macho o una hembra. Las perras pastor alemán, como las demás, van a experimentar dos celos al año. Estos acostumbran a iniciarse a partir de los 6 meses de vida y durar unos 15-20 días. En este periodo fértil van a atraer a los machos y podría producirse la monta y la fecundación.

Por su parte, podríamos decir que los machos van a estar en un celo permanente, es decir, una vez alcancen la madurez sexual, algo más tarde que las hembras, reaccionarán siempre que con su olfato detecten una perra en celo. Intentarán escapar para reunirse con ella, estarán inquietos, marcarán más, etc.

Por lo tanto, tanto machos como hembras pueden sufrir estrés asociado a su ciclo reproductivo. Además, son situaciones que acostumbran a dificultar la convivencia. Pueden evitarse con la castración tanto en machos como en hembras.

Cabe recordar que la nueva ley de bienestar y derechos de los animales aprobada en España en el año 2023 no permite la cría a particulares. Solo los incluidos en el registro de criadores pueden permitir que sus perros se reproduzcan.

Castración

Si el celo puede condicionar la elección entre un macho y una hembra, la castración es otro de los aspectos que también se valoran. La castración consiste en la extracción del útero y los ovarios (o solo los ovarios) en las hembras.

En los machos la intervención es más sencilla y consiste en la retirada de los testículos. Dada la naturaleza de ambos procedimientos, el posoperatorio en las hembras será algo más complicado que el de los machos y la operación resultará más cara.

Cuidados

Cuando los machos alcanzan la madurez sexual comienzan a levantar la pata para orinar. En los paseos, van marcando su territorio con orina con frecuencia. Las hembras también pueden marcar con orina, pero ni levantan la pata ni van a orinar con tanta frecuencia como los machos.

Parece un detalle menor, pero afecta al tiempo de paseo, a la velocidad a la que puede hacerse y es algo a tener en cuenta a la hora de decantarnos por un pastor alemán macho o por uno hembra.

Por lo demás, los cuidados que machos y hembras necesitan van a ser iguales en cuanto a educación, ejercicio, tiempo, afecto, alimentación, atención veterinaria, etc. En definitiva, decantarnos por un ejemplar macho o hembra es más una cuestión de preferencias personales.