La demencia senil es una enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y que suele presentarse hacia el final de la vida. En los perros lo que se produce es más conocido con el nombre de síndrome de disfunción cognitiva, un trastorno que va a afectar a la calidad de vida de los ejemplares de más edad. Explicamos con detalle en qué consiste esta demencia senil en los perros.
Qué es la demencia senil o disfunción cognitiva
En las personas hablamos de demencia senil para hacer referencia a un trastorno que se manifiesta de forma más habitual en individuos de edad avanzada. Afecta al sistema nervioso central y acaba por provocar la pérdida de funciones cerebrales.
Se trata de un proceso progresivo e irreversible que se traduce en distintos problemas relacionados con el deterioro de las facultades mentales. Los signos clínicos pueden ser más o menos intensos, pero tienen en común que irán empeorando con el tiempo, con mayor o menor rapidez.
En los perros encontramos un trastorno muy similar que se conoce con el nombre de síndrome de disfunción cognitiva. Produce alteraciones en el proceso de pensamiento, el reconocimiento, la memoria y la conducta aprendida. Lo veremos en ejemplares de edad avanzada, sobre todo a partir de los 10 años.
Signos clínicos de demencia senil
Se habla de síndrome de disfunción cognitiva porque engloba un número elevado de signos clínicos que van a afectar a distintos aspectos de la vida del perro, empeorando su calidad de vida. Destacamos algunos de ellos:
- Desorientación.
- Alteraciones en los patrones de sueño, generalmente, durmiendo más durante el día y despertando más veces de noche.
- Aparición de estereotipias, es decir, conductas repetitivas sin ningún significado. Por ejemplo, dar vueltas en círculo.
- Cambios en la alimentación, pudiendo rechazar alimentos que hasta el momento comía sin problemas. Puede dejar de comer, ingerir solo un número reducido de alimentos o, al contrario, comer más.
- Disminución de las interacciones con los cuidadores u otros animales. De hecho, puede no reconocer a los miembros de su familia o rechazar el contacto físico.
- Dejar de saludar al cuidador cuando llega a casa.
- No responder a su nombre ni a comandos verbales.
- Eliminar orina y/o heces en el interior del hogar, incluso delante de sus cuidadores sin pedir salir.
- Olvidar órdenes básicas de obediencia.
- Buscar lugares en los que esconderse.
- Dificultades para salir y entrar de los sitios, al no encontrar la puerta o no saber cómo empujarla.
- Reducción de la actividad física, aunque suele aumentar el vagabundeo por la casa, paseando sin parar de un lado a otro, sin ningún objetivo aparente.
- Aumento de las vocalizaciones.
- En general, el perro parece estar en su mundo o perdido, aislado de la vida cotidiana en la que participaba hasta entonces.
Diagnóstico de la demencia senil
Los signos clínicos de la demencia senil canina son muchos y muy variados. Además, podemos considerarlos inespecíficos, esto es, comunes a otras enfermedades. Algunos cuidadores pueden pensar que son consecuencia de la vejez y que, por lo tanto, no se pueden tratar.
Por ejemplo, un perro mayor que orina dentro de casa puede hacerlo por disfunción cognitiva, por problemas de movilidad que le dificultan salir o porque padece alguna enfermedad, como la insuficiencia renal.
Por este motivo, cualquier signo anómalo en un perro, sobre todo si es mayor, es motivo suficiente como para contactar con el veterinario. No podemos limitarnos a pensar que el perro es viejo y que no hay nada que hacer.
El profesional debe revisarlo y realizar las pruebas pertinentes para llegar a un diagnóstico. Si está sano y el resto de signos clínicos coinciden con disfunción cognitiva, podrá determinar que estamos ante esta enfermedad.
Tratamiento de la demencia senil
Por desgracia, el síndrome de disfunción cognitiva no tiene cura, pues es un trastorno degenerativo. Sí existen algunos fármacos que se están utilizando para intentar que la enfermedad avance más lentamente y ayudar a mantener la calidad de vida del perro el máximo tiempo posible. Suelen actuar mejorando el riego cerebral. El veterinario puede recetarnos alguno de ellos.
También se comercializan dietas específicamente formuladas para cuidar y mejorar la función del cerebro, por eso se recomiendan para perros con disfunción cognitiva, aunque, si el perro tiene diagnosticada otra enfermedad, tendrá que ser el veterinario quien determine cuál es la dieta más adecuada para él.
Hay algunos ingredientes (nutracéuticos) que se consideran beneficiosos para el funcionamiento del cerebro, ayudando a reducir la inflamación y el daño oxidativo. Suelen estar en cantidades suficientes en los alimentos específicos para este trastorno y, además, se pueden añadir a la dieta en forma de suplemento, si así lo considera el veterinario.
Cuidados de un perro con demencia senil
Además de la medicación y/o la dieta que nos recomiende el veterinario, en casa podemos implantar algunas medidas para hacerle al perro la vida lo más cómoda posible. Destacamos las siguientes:
- Establecer y respetar una rutina para todas sus actividades.
- Estimularlo con juegos o acciones para favorecer el funcionamiento cerebral. Por ejemplo, ofrecerle alfombras de olor para que busque recompensas o circuitos con conos por los que tenga que andar.
- Evitarle al máximo todos aquellos factores que le produzcan estrés o sospechemos que se lo pueden causar, como visitas, encuentros con otros animales o baños.
- Intentar que su entorno sea lo más estable posible, sin cambios bruscos y con su lugar de descanso tranquilo y cómodo.
- Mantener la actividad física, aunque sea moderada.
- El perro no actúa para molestarnos. No puede hacerlo de otra manera. Castigarlo está completamente prohibido.