No cabe duda de que la relación entre los humanos y los perros es muy especial. Pero todavía suscita múltiples dudas que la ciencia, poco a poco, se está encargando de resolver. Entre ellas está la pregunta que nos ocupa: ¿cómo ven los perros a los humanos? Lo explicamos en el siguiente artículo.

La visión de los perros

En primer lugar, hay que saber que los perros ven de una manera bastante similar a la humana. Aunque existen algunas diferencias destacadas, no es cierto que no puedan identificar los colores, que su visión sea en blanco y negro o que tengan la capacidad de ver en la oscuridad.

En cualquier caso, hay que tener presente que los perros no nos van a ver solo con los ojos. Esto quiere decir que se formarán una imagen mental de nosotros no solo con la vista, sino, también, con el olfato y con el oído. Las características a señalar de la vista canina son las siguientes:

  • Los perros sí pueden ver los colores, pero no son capaces de diferenciar la misma gama cromática que las personas. Tienen otro espectro. Podemos decir que ven todo más en sepia. Esto se debe a que disponen de un menor número de células receptoras de color en la retina. Hay que tener en cuenta que su sentido más importante no es la vista, como en los humanos, sino el olfato y, después, el oído. En otras palabras, no necesitan tanto ver colores.
  • Los humanos poseemos tres tipos de unas células localizadas en la retina y denominadas conos. Permiten discriminar los espectros de luz roja, verde y azul. Pero los perros solo tienen dos tipos de conos, de ahí que no puedan distinguir tantos colores como nosotros. Ven azules y amarillos, pero presentan problemas a la hora de diferenciar rojos y verdes.
  • Al igual que las personas, no son capaces de ver en completa oscuridad, pero sí pueden hacerlo mejor que nosotros en situaciones de penumbra. Tienen una zona en la retina, el tapetum, que refleja la luz, con lo que pasa dos veces por la retina, mejorando la visión. Es lo que hace que sus ojos se vean brillantes en la oscuridad.
  • Además, tienen menos conos que nosotros, pero más células llamadas bastones, que son las que favorecen la visión cuando la iluminación es escasa. Es otro motivo que explica su mejor visión nocturna.
  • Por sus particulares características, están diseñados más para detectar el movimiento que otros elementos muy importantes para nosotros, como los colores ya mencionados. A esto ayudan los bastones, capaces de captar y procesar las imágenes con mayor frecuencia que el ojo humano. Por eso son buenos atrapando objetos en movimiento. Los ven casi a cámara lenta en comparación con nosotros.
  • Por último, su campo de visión es algo superior al de los humanos.

¿Los perros nos ven como si también fuésemos perros?

Fuera del sentido de la vista y, por lo tanto, de la visión literal que los perros tienen de los humanos, hay que saber que para ellos las personas son referentes. Pero no nos ven como si fuésemos extraños perros grandes de dos patas.

Tanto es así que han desarrollado modos de comunicarse y conductas para favorecer una buena relación y entendimiento con sus cuidadores. Parte de este lenguaje es exclusivo, es decir, el perro lo reserva solo para su relación con las personas. No lo hace con otros perros, lo que prueba que distinguen, perfectamente, entre unos y otros.

¿Qué son los humanos para los perros?

La vida del perro pivota alrededor de la figura de su cuidador, que, por supuesto, diferencia del resto de personas. Esto no implica que lo vea como un padre o una madre, pero sí que cuenta con una predisposición a entenderse que es la que ayuda a crear el vínculo especial entre perros y personas. Este vínculo puede llegar a ser muy estrecho.

Los perros se fijan tanto en la conducta y las expresiones humanas que son capaces de percibir emociones, como enfado, tristeza, alegría, asombro, etc., e incluso contagiarse de ellas y actuar en consecuencia.

Pero no deberíamos caer en el error de humanizarlos, ya que su bienestar depende de que cubramos las necesidades que tienen como perros que son. Para ello es imprescindible comprender su naturaleza.