En el caso de los parásitos externos (principalmente pulgas y garrapatas) las señales que alertan de su presencia son más fáciles de detectar. El perro se lamerá o rascará con insistencia, produciéndose lesiones cutáneas o dermatitis. Sin embargo, identificar que tu perro está infestado de gusanos o lombrices puede resultar más complejo.
¿Sabes que muchas enfermedades caninas son causadas por parásitos, internos o externos? La Leishmaniosis o la Ehrlichiosis son originadas por parásitos externos, mientras que la infestación por tenia (un parásito interno), por ejemplo, está directamente relacionada con las pulgas. Por todo ello, te interesa saber cómo desparasitar internamente a un perro.
Tipos de parásitos internos
La llegada del calor y la amplitud de horas de sol durante el día invita a pasar más tiempo al aire libre con tu perro. Con independencia de que lo hagáis en el campo o en la ciudad, tu perro puede infestarse fácilmente. Basta con que beba agua o coma alimentos contaminados, olisquee las heces de otro perro o lama larvas de gusanos del suelo.
Dada la cantidad de parásitos internos que habitan en nuestras calles y parques, es muy sencillo que tu perro se infeste sin que te des cuenta. Te recomendamos que combines la desparasitación interna con la externa con la periodicidad que te paute tu veterinario de acuerdo con su edad, tamaño y estilo de vida. Así, prevendrás sustos no deseados.
Puedes sospechar que tu mascota tiene gusanos o lombrices si concurren una o varios de estos síntomas. Toma nota:
- Vomita
- Tiene diarrea
- Ha perdido peso sin motivo aparente
- Su vientre está abultado
- Presenta irritación anal por el lamido recurrente
- Ves puntos blancos en sus heces
- Está apático (a causa de la anemia)
Principales tipos de gusanos
Los tratamientos antiparasitarios internos actuales combaten 7 tipos de gusanos, por ser los más habituales. El veterinario debe realizar diversas pruebas para identificar el tipo y prescribir el tratamiento idóneo. Estos son los 7 tipos de gusanos que merecen tu atención:
- Anquilostomas. También llamados gusanos con gancho, se alojan en las paredes del sistema digestivo y pueden provocar hemorragias internas.
- Áscaris. Son gusanos redondos intestinales.
- Tricúridos. Estos gusanos látigo, también intestinales, son de los más frecuentes y causan diarreas.
- Filaria. Se trata de gusanos que toman los vasos sanguíneos del corazón y de los pulmones. Pueden desencadenar insuficiencia cardíaca o respiratoria y poner en peligro la vida del perro. Se transmiten a través de los mosquitos y tienen una alta incidencia en las zonas de costa. Su tratamiento es complicado.
- Tenia. La solitaria puede llegar a medir 20 cm de largo y su infestación viene dada por las pulgas. Se alimentan de los nutrientes del animal, lo que provoca su anemia y brusco adelgazamiento.
- Cestodos. Estos gusanos causan molestias gastrointestinales y quistes en el hígado.
- Thelazia. Las moscas los transmiten y se esconden en los ojos del perro, originando lesiones o úlceras en los mismos.
Tratamiento para los parásitos internos en perros
Debes saber que el tratamiento para acabar con los gusanos o lombrices no es preventivo, como sí sucede con el pautado para erradicar los parásitos externos. El veterinario atenderá al tipo de gusano, a la edad, peso y lugar de residencia de tu mascota para establecer el tipo de pastilla a administrar y su dosis. Este procedimiento actuará de modo reactivo.
Por regla general, se suele recurrir a soluciones orales como pastillas, comprimidos masticables o jarabes con el fármaco probado para matar el parásito en cuestión. La primera desparasitación del perro es interna y tiene lugar entre los días 21 y 30 de vida, antes de la primera vacuna.
Se le administra una pasta masticable con una frecuencia mensual hasta cumplir los 6 meses. Llegados a los 6 meses de edad la frecuencia varía en función de si se trata de un perro de cuidad (será trimestral) o de si vive en entornos rurales (será mensual). La desparasitación externa debe realizarse en la semana 10 de vida y si pesa más de 1 kg.
En la edad adulta, la frecuencia estándar para ambas desparasitaciones (en perros que viven en la ciudad) suele ser trimestral, coincidiendo con el cambio de estación. En las hembras gestantes se recomienda que la desparasitación interna se produzca antes del celo para evitar que los gusanos pasen a la placenta.