Su personalidad majestuosa y sus maneras felinas distinguen a esta raza que desciende de los milenarios Akita Inu japoneses. A diferencia de los orientales, enfocados desde sus orígenes a la caza, los ejemplares americanos cuentan con mejores cualidades para la defensa del hogar. El Akita Americano es un guardián implacable con los intrusos, pero un pedazo de pan con su familia. Descubre más detalles sobre sus principales características en este post.
Datos básicos
- Altura a la cruz: 67 cm los machos y 61 cm las hembras, según la FCI
- Peso: entre 35 y 60 kilos
- Esperanza de vida: de 10 a 12 años
- Ideales para: labores de perro guardián; familias con niños ya crecidos
Historia del Akita Americano
Esta variedad canina desciende directamente de los Akita Japoneses, utilizados desde la Edad Media para la caza de osos, pero también para la pelea de perros. Tras la Segunda Guerra Mundial muchos soldados norteamericanos regresaron a su país con estos canes como mascotas. Esto dio origen a la cría de la variedad americana de Akita, conocida como “línea Dewa”.
En los ejemplares estadounidenses se observa la influencia de cruces con otras razas como el Mastín o el Pastor Alemán, por lo que son más grandes y están orientados a las tareas de protección. Con los años, las diferencias entre ambos Akitas se hicieron cada vez más notorias. Por esta razón, los criadores japoneses exigieron que no se considerara como Akita a los perros de la línea americana. Finalmente, en el año 2006 fueron reconocidos como una raza distinta bajo el nombre de Akita Americano.
Características del Akita Americano
Los ejemplares de Akita Americano son de tamaño grande, corpulentos y con una estructura sólida. Vistos de perfil son más largos que altos. Su cuello es corto y se ensancha hacia los hombros. Poseen una espalda recta y un lomo con músculos bien desarrollados. El pecho es profundo y amplio, con el vientre ligeramente recogido.
Cuentan con miembros fuertes, que les permiten plantarse con firmeza. Tienen pies de gato, con dedos arqueados y almohadillas gruesas. La cola es de implantación alta y bien cubierta de pelo. Suelen llevarla enroscada, aunque no completamente, sobre el lomo.
Un rasgo distintivo de la raza es su cabeza maciza, con forma de triángulo obtuso. Esta se encuentra en proporción con el resto del cuerpo. El hocico es profundo, bien lleno, con labios negros y trufa del mismo color. Sus ojos, marrones, son pequeños, triangulares y algo hundidos en el rostro. Las orejas tienen también esta forma y son pequeñas en relación con la cabeza.
El manto que poseen es de capa doble. El subpelo se presenta denso y suave, mientras que el más externo es liso y rígido. En la zona de la cabeza y de las orejas suele ser más corto. Por el contrario, en la parte alta de la espalda, en la grupa y en la cola está más crecido. Los colores más frecuentes son el rojo, el blanco, el atigrado, el leonado y el pinto.
Carácter del Akita Americano
Los Akita Americanos son increíblemente cariñosos, dóciles y muy leales con las personas con las que comparten su vida. Te acompañarán de habitación en habitación cuando estés en casa, dando su opinión sobre todo a través de unos leves gruñidos que no debes confundir con ruidos agresivos.
No son una mala elección para familias con niños, siempre y cuando se hayan criado juntos desde pequeños. Sin embargo, debido a su gran tamaño, no se recomienda que estén cerca y sin vigilancia con peques de corta edad. Los juegos compartidos siempre deben ser controlados por un adulto.
Con los extraños, incluso si son amigos de la familia, se comportarán de forma distante. Informa a las visitas que no deben mirarlos fijamente durante un largo rato, pues lo consideran un desafío y podrían atacar. La socialización desde cachorros es fundamental para que sepan relacionarse con las personas y con los objetos nuevos sin agresividad.
Disfrutan mucho teniendo cosas en la boca. Para evitar que mordisqueen lo que no deben puedes ofrecerles trabajos sencillos como traer el periódico o tus pantuflas. Los Akita Americanos son perros muy inteligentes y lo captarán enseguida. También tienden a cogerte de la muñeca suavemente para llevarte a donde ellos quieren; es mejor evitar esto pues reafirma su dominio.
Debes saber que son naturalmente territoriales y que necesitan firmeza desde el primer momento. Los Akita Americanos no son adecuados para personas sin carácter. Su inteligencia a menudo deriva en tozudez, algo que debes cortar lo antes posible. Solo recuerda que jamás debes mostrarte violento o excesivamente severo, pues perderás su respeto.
Los ejemplares de esta raza no deberían compartir hogar con otros perros. Son muy dominantes, especialmente con ejemplares del mismo sexo. Las hembras suelen ser una mejor opción a la hora de relacionarse con otros canes. Tampoco es buena idea que vivan junto a animales pequeños como gatos o conejos, pues los verán como presas.
Cuidados que precisa un Akita Americano
Los canes de esta raza necesitan realizar ejercicio moderado cada día para mantenerse equilibrados. Un paseo de entre 30 y 60 minutos es suficiente para mantenerles en equilibrio. Durante las salidas, no deberías dejarles sueltos en espacios abiertos.
No son aptos para pasar largos periodos en soledad, pues se aburrirán y comenzarán a cavar, a ladrar y a mordisquearlo todo. Los Akita Americanos deben vivir la mayor parte del tiempo dentro de casa junto a su familia.
Estos perros pierden bastante pelo a lo largo del año, con dos mudas del subpelo cada seis meses. El cepillado semanal es necesario en épocas normales y deberás intensificarlo en ciertos momentos.
El aseo no es un problema, pues tienden a asearse con su propia lengua como los gatos. Por esta razón, no suelen desprender el típico “olor a perro”. No obstante, un buen baño es recomendable cada 3 o 4 meses.
La salud del Akita Americano
La torsión gástrica tiene bastante incidencia en esta raza. Se trata de una condición de aparición repentina que puede ser mortal. Para prevenirla, trata de evitar que coman demasiado rápido o que hagan ejercicio hasta dos horas después de cada comida.
La displasia de cadera también suele afectarles. Se trata de un problema genético y degenerativo en las articulaciones traseras que trastorna severamente su movilidad. Otros padecimientos relacionados con esta raza son el hipotiroidismo y la atrofia progresiva de retina.