En la actualidad, el sobrepeso y la obesidad son problemas de salud que afectan a un elevado porcentaje de perros. Implican una acumulación excesiva de grasa visible en el cuerpo, pero, en numerosas ocasiones, los cuidadores no son capaces de detectar esta condición, con lo que no hacen nada para resolverla.
Otras veces, piensan que se trata tan solo de un problema estético, sin repercusiones en la salud del animal. Pero lo cierto es que existen riesgos de la obesidad y el sobrepeso en los perros. Los repasamos en el siguiente artículo.
Sobrepeso vs. obesidad
En primer lugar, decimos que un perro tiene sobrepeso cuando supera en un 5-20 % el que se considera su peso ideal. Si el porcentaje de este exceso de peso es mayor al 20 %, diremos que el perro padece obesidad.
Por lo tanto, la obesidad será una situación de mayor gravedad que el sobrepeso, pero, igualmente, ambas condiciones requieren intervención inmediata para ayudar a que el perro recupere su peso ideal.
Disminuye la calidad de vida
La mayoría de los perros con kilos de más se encuentran en esta situación por una ingesta excesiva unida a una cantidad insuficiente de actividad física. En otras palabras, son animales que están consumiendo más calorías de las que gastan. Este exceso se acumula en forma de grasa.
Podemos imaginarlo como una capa de grasa que cubre todos los órganos y se infiltra en ellos, de manera que se ven sometidos a una presión que les impide funcionar con normalidad. Es decir, la obesidad acaba por afectar al buen funcionamiento de todos los órganos, provocando distintas alteraciones que acaban repercutiendo en la calidad de vida del perro.
El exceso de peso genera cambios en el organismo, causa estados de inflamación, modificaciones en el metabolismo de la glucosa y las grasas, así como trastornos hormonales.
Por estos motivos, los perros gordos tienen más probabilidad de sufrir algunas enfermedades o de que se agraven otras. Además, se establece un círculo vicioso: el perro que carga con peso de más cada vez se moverá menos, lo que aumentará su incremento de peso, dificultando su movilidad.
Finalmente, todos los problemas que hemos repasado acaban por reducir, significativamente, la esperanza de vida del perro. Directamente, los perros con obesidad viven menos años.
Causa enfermedades
El sobrepeso y la obesidad se asocian con la aparición de distintas enfermedades, que pueden llegar a ser muy graves e incluso fatales. Destacamos las siguientes:
- Enfermedades articulares, como la osteoartritis, y trastornos ortopédicos.
- Enfermedades cardiovasculares, respiratorias, hepáticas, renales y urinarias.
- Enfermedades endocrinas, como la diabetes, el hipotiroidismo o el hiperadrenocorticismo.
- Hipertensión.
- Pancreatitis.
- Disminución de la inmunidad, lo que predispone a padecer infecciones y otras enfermedades
- Formación de cálculos de oxalato de calcio.
- Se cree que la obesidad también se relaciona con algunos tipos de cáncer.
Agrava patologías ya diagnosticadas
Algunas enfermedades que los perros padecen pueden verse agravadas con el exceso de peso. Por ejemplo, una enfermedad cardiaca empeorará si el corazón debe, además, enfrentarse a la sobrecarga que le suponen los kilos de más. Lo mismo sucede con enfermedades que afectan a las articulaciones. El peso excesivo sobre unas articulaciones ya dañadas empeora la situación.
Origina otras complicaciones
Los perros por encima de su peso ideal también son más propensos a sufrir diferentes complicaciones. Por ejemplo, cuando deben ser anestesiados y sometidos a intervenciones quirúrgicas.
Además, presentarán intolerancia al ejercicio y, en general, a cualquier esfuerzo físico, como puede ser bajar o subir un escalón o al sofá. Tampoco soportarán bien las altas temperaturas. En general, serán perros con menos energía y más aletargados.
¿Qué hago si mi perro está gordo?
Básicamente, todos los ejemplares con sobrepeso u obesidad deben recuperar, en lo posible, su peso ideal. Toda disminución de esa capa de grasa que cubre los órganos va a ser positiva para su salud. Para ello debemos ponernos en manos del veterinario.
No basta con reducir la ración, ya que, de hacerlo, también estaríamos disminuyendo los nutrientes, lo que causaría otros problemas. Así, las medidas para conseguir una bajada de peso segura y estable se basan en la modificación de la alimentación y la introducción de cambios en los hábitos de vida. Destacamos las siguientes recomendaciones:
- Escoger una dieta de calidad. Existen algunas específicamente diseñadas para la pérdida de peso, pero siempre tiene que pautarlas el veterinario.
- Respetar las cantidades que debe comer el perro según sus circunstancias particulares.
- Establecer unos horarios de comida y no dar alimentos fuera de ellos.
- No dar sobras de nuestro plato.
- Controlar los premios comestibles, que nunca pueden superar el 10 % de las calorías diarias.
- Favorecer la práctica de ejercicio físico todos los días, adaptado a las características del animal. Esto incluye tanto paseos como juegos.
- Pesar al perro con regularidad para llevar un control.
- Recurrir a fármacos reductores del apetito solo si los prescribe el veterinario.