Cuando pensamos en adoptar un gato, debemos ser conscientes de que, como cualquier otro ser vivo, tiene unas necesidades básicas que debemos poder cubrir en el hogar. Igualmente, requiere unos cuidados fundamentales para mantener su salud y su bienestar. En el siguiente artículo repasamos los cuidados básicos para un gato.

Reconocimiento veterinario

En el momento en el que recibimos en el hogar a un gato, con independencia de su edad y aunque parezca estar en perfecto estado, debemos llevarlo al veterinario. Este profesional le abrirá una ficha, lo revisará y, si es necesario, lo desparasitará externa e internamente.

También es conveniente que le realice el test para saber si padece inmunodeficiencia o leucemia felina, enfermedades víricas contagiosas que pueden afectar considerablemente a su salud. Con todos estos datos, pautará un calendario de vacunaciones adecuado a las características y condiciones de vida de cada gato.

Esta primera revisión veterinaria es siempre importante, pero se convierte en imprescindible si en nuestro hogar hay ya algún gato u otros animales, pues es la mejor forma de prevenir contagios.

Por supuesto, ante cualquier sospecha de enfermedad, debemos acudir al veterinario. Hay que recordar que, con la nueva legislación, todos los gatos deben identificarse con microchip.

Alimentación

Los gatos son animales carnívoros que, por lo tanto, deben consumir una dieta basada en la proteína animal. En otras palabras, la carne o el pescado tienen que ser la base de su alimentación.

Existen diferentes opciones a la venta, como el pienso, la comida húmeda o la deshidratada. También podemos decantarnos por hacerle la comida en casa, siempre siguiendo las pautas de un experto en nutrición felina.

Es importante que no solo escojamos un buen alimento, sino que este se adecúe a la etapa vital en la que se encuentre el gato. En otras palabras, no come lo mismo un gatito que un ejemplar de edad avanzada.

Por otra parte, debemos respetar las cantidades diarias recomendadas, que podemos repartir en varias pequeñas raciones a lo largo del día. Otra opción, si damos pienso, es dejarlo siempre a su disposición, al igual que el agua limpia y fresca.

Higiene

Los gatos, desde pequeños, son capaces de utilizar un arenero. Es importante escoger una bandeja que se adapte a su tamaño. Debe poder darse la vuelta en ella y salir y entrar con facilidad. Hay que situarla en un lugar tranquilo, donde el gato no se vea interrumpido por el paso de personas, otros animales, ruidos fuertes como la lavadora, etc.

Se recomienda una arena aglomerante fina que compacta la orina, facilitando la recogida y dejando el arenero más limpio. Cada gato tendrá sus gustos, por lo que podemos probar diferentes bandejas, abiertas y cerradas, así como arenas, pues las hay de distintos materiales, con o sin perfume, etc.

En cuanto a la higiene corporal, los gatos se autoacicalan varias horas al día, por lo que no suelen requerir más que cepillados regulares, más o menos frecuentes, dependiendo de las características del manto. Los baños no suelen ser necesarios ni acostumbran a gustarles.

Por este motivo, si hace falta, podemos limitarnos a limpiarlos con toallitas para gatos, espuma seca o agua y jabón específico para ellos solo en la parte sucia. Debemos revisar las uñas periódicamente por si hay que recortarlas. La boca, que debería limpiarse con la mayor frecuencia posible, las orejas y los ojos suponen otros puntos de atención.

Actividad física

Es recomendable dedicar un tiempo todos los días a jugar con nuestro gato. Hay un montón de juguetes a los que podemos recurrir, tanto comprados como caseros, según sus gustos. Pero, además, es fundamental que implantemos lo que se conoce como enriquecimiento ambiental.

Los gatos requieren, para su bienestar, poder desarrollar las actividades que les son naturales, como explorar, marcar con las uñas, trepar, esconderse, etc. Por este motivo, debemos adaptar nuestro hogar.

Vamos a necesitar rascadores de varias alturas, mobiliario por el que puedan subir y bajar, juguetes interactivos que les supongan un desafío, ventanas a las que se puedan asomar sin riesgo, etc.

En otras palabras, debemos proporcionarles estímulos tanto a nivel físico como emocional. De lo contrario, el gato podría aburrirse, estresarse y acabar desarrollando problemas de conducta, como la eliminación inadecuada.

Castración

En la actualidad, se suele recomendar la castración de los gatos, tanto machos como hembras, una vez hayan completado su desarrollo y antes de que alcancen la madurez sexual. En cualquier caso, será el veterinario quien marque la fecha de la intervención.

La castración consiste en la extracción de los testículos en los machos y de los ovarios y el útero (o solo los ovarios) en las hembras. De esta manera, se impide la reproducción, así como las conductas y las enfermedades asociadas a las hormonas sexuales, como los signos clínicos del celo, la piometra (infección del útero) o los tumores de mama.