Los Lhasa apso son unos perros que llaman la atención por su belleza, gracias a su espectacular pelaje largo. Además, les acompaña un muy buen carácter para la convivencia. Pero, ¿sabes que es una raza procedente del Tíbet? Te contamos todas sus curiosidades.
Origen del Lhasa apso
Esta raza, en sus remotos orígenes en el Tíbet, donde se criaba en exclusiva, tenía una curiosa función, aunque no lo parezca por su apariencia. El Lhasa apso era centinela en lugares tan poderosos y significativos como los monasterios. En la actualidad, en cambio, ha dejado la vigilancia y solo lo vamos a encontrar como perro de compañía en el hogar.
En concreto, lo criaron los monjes tibetanos, que potenciaron, al contrario de lo que se puede pensar, su buen carácter sobre su aspecto. El pequeño Lhasa apso ladraba ante cualquier estímulo desconocido.
El nombre del Lhasa apso
La denominación de esta raza tiene el significado aproximado de «perro ladrador peludo». El nombre refleja perfectamente la tarea para la que se le seleccionó, al tratarse de un perro centinela, así como su aspecto, de manto largo.
El Lhasa apso en el mundo
Hoy en día, el Lhasa apso puede encontrarse en hogares de diferentes partes del mundo. Pero esta expansión y popularidad creciente es, también, muy reciente, ya que no salió del Tíbet el primer ejemplar de la raza hasta el siglo XX, en concreto en la década de 1920.
Diferencias entre el Lhasa apso, el Terrier tibetano y el Shih tzu
Durante los primeros años de difusión del Lhasa apso fuera del Tíbet, se le confundía tanto con el Terrier tibetano como con el Shih tzu. Tuvo que transcurrir toda una década para constatar que se trataba de tres razas distintas.
Color del Lhasa apso
Aunque algunas coloraciones se ven con mayor frecuencia, en el Lhasa apso podemos encontramos colores como el blanco, el marrón, el negro, el gris, el arena, el miel o el humo, además de ejemplares de manto multicolor. El manto, por su parte, destaca por su longitud. En la cabeza, este le cae sobre los ojos, además de formar barba y bigotes.
También cubre las patas tanto delanteras como traseras. Además, cuenta con una capa de pelo interna. Este manto necesita cuidados casi a diario para mantenerse sano y hermoso. Tenlo en cuenta si quieres adoptar un Lhasa apso. De lo contrario, es muy fácil que se enrede, se formen nudos o se le adhieran distintos materiales, como fragmentos vegetales.
En otras palabras, un manto descuidado perderá toda la espectacularidad característica de esta raza. Ya desde hace algunas décadas es habitual llevar a perros como el Lhasa apso a peluquerías caninas para mantener la belleza del manto con un acabado profesional.
Lhasa apso, perro faldero
Aunque su tamaño y su aspecto pueden llevar a engaño a algunos cuidadores, que lo perciben casi como un peluche, lo cierto es que estamos ante un buen perro guardián, ya que no olvida sus orígenes como centinela.
Así, aunque su tamaño sea pequeño, su espíritu es de auténtico guardián, lleno de valentía y de coraje en cuanto percibe algún peligro. Y como guardián debe ser el trato que le dispensemos, es decir, no es un perrito para tener todo el día sobre el regazo.
¿Cuánto ejercicio necesita un Lhasa apso?
No es un perrito faldero, pero tampoco un gran atleta. Se considera que se trata de una raza que va a desplegar una actividad media. Aplicado a la práctica, implica que es capaz de adaptarse sin problemas a la vida en un apartamento.
No necesita realizar grandes esfuerzos físicos o que lo llevemos a correr o nos acompañe en largas excursiones. Pero, como todos los perros, resulta del todo imprescindible pasearlo a diario y dedicar un rato al día a jugar con él. Tiene que salir a la calle, no solo para realizar actividad física, sino como pilar fundamental en su bienestar también a nivel psicológico.
Para nada es recomendable enseñarlo a orinar en algún lugar de la casa para ahorranos salir a la calle. Es perjudicial para él. Como norma general, hay que sacarlo a pasear unas tres veces al día y reservar unos minutos para una sesión de juego.
Las distintas enfermedades del Lhasa apso
Al igual que en prácticamente todas las razas de perros, es cierto que también en el Lhasa apso hay algunas patologías que se presentan de una manera más habitual que en otros perros. Es lo que sucede con algunas enfermedades en la piel, muchas veces vinculadas a un cuidado deficiente del manto, de las articulaciones, de los riñones o de los ojos.
Por suerte, en líneas generales, los ejemplares de Lhasa apso gozan de buena salud, lo que no implica que debamos olvidarnos del veterinario. Hay que consultar con el profesional para establecer un correcto calendario de desparasitaciones y de vacunaciones, a modo de prevención.