Excelentes para la caza, pero también para hacernos compañía en casa, estos pelirrojos son una buena elección para familias inquietas, con tiempo y mucho amor que dar. El Setter Irlandés Rojo es un can afectuoso y con una energía inagotable, por lo que se adaptan mejor a los ambientes campestres o a las casas con jardines amplios. ¿Quieres saber más sobre ellos? Sigue leyendo esta guía.
Datos básicos
- Tamaño: entre 58 y 67 cm los machos y entre 55 y 62 cm las hembras, según la FCI.
- Peso: entre 27 y 32 kilos
- Esperanza de vida: de 11 a 15 años
- Ideales para: la caza de aves; las familias con niños grandes; vivir en casas con patios grandes o en una zona rural
Orígenes del Setter Irlandés de Pelo Rojo
Desarrollados en Irlanda durante el siglo XVIII, su primera función fue ayudar en la caza de aves. Estos canes descienden del Setter de Pelo Rojo y Blanco, una variedad más antigua y reconocida por su agudo sentido del olfato. Además, tenían una técnica muy particular de caza: acostarse sobre su vientre cada vez que detectaban presas cerca. Más allá de sus habilidades en el campo, esta raza fue muy valorada por su belleza, por lo que solían destacar en las exhibiciones caninas.
El Club Irlandés de Setter se estableció en el año 1882, mientras que el American Kennel Club los oficializó en 1884. Ya en el siglo XX la variedad se popularizó en América por dos razones. Por un lado, era la raza del protagonista de una popular novela llamada “Big Red”. Asimismo, un Setter Rojo llamado Timahoe estuvo en boca de todos al acompañar al presidente Nixon durante su convulso periodo como jefe de Estado.
Características del Setter Irlandés Rojo
De líneas bien proporcionadas y contextura atlética, el cuerpo del Setter Irlandés Rojo se mueve de manera elegante y ágil. Presenta un cuello bastante largo y musculado, con un lomo que desciende hacia la grupa. El pecho es profundo y estrecho, con costillas arqueadas.
Las piernas delanteras son rectas, con pies pequeños y firmes. Los cuartos traseros son poderosos y anchos, con extremidades largas y musculosas. La cola es moderadamente larga, de inserción baja; se presenta gruesa en la base y se afina hacia la punta.
La cabeza es larga y fina, con un stop bien marcado. El hocico, con mordida en tijera, y el cráneo, que tiene forma ovalada, presentan la misma longitud.
La trufa es ancha, con narinas desarrolladas, y suele ser de color caoba, nogal o negra. Los ojos, con forma almendrada, son de tonos más bien oscuros. Las orejas, largas y finas, están insertadas casi al nivel de los ojos. Además están cubiertas de pelo y caen sobre ambos lados del rostro.
El manto del Setter Irlandés Rojo es de pelo fino y corto en la cabeza y en la parte delantera de las patas, siendo más abundante, largo y recto en el resto del cuerpo. Suele presentar flecos en las orejas, el vientre, el pecho y detrás de las patas. El color debe ser un castaño rojizo oscuro en todo el cuerpo. Se aceptan pequeñas manchas blancas, pero nunca de pelo negro.
Cómo es el carácter de un Setter Irlandés Rojo
Estos canes tienen un carácter abierto y están siempre listos para lo que se tercie. Son afectuosos, pero no pesados. Se llevarán bien con todos los miembros del hogar, por lo que son perfectos para familias activas que disfrutan con las excursiones.
Físicamente son perros muy potentes, aunque algo torpes. Esto puede ser un inconveniente con los niños de corta edad. Posiblemente convivirán mejor con menores ya crecidos, que saben compartir su tiempo con un can. Los Setters pueden tardar en madurar. De hecho, algunos mantienen un temperamento de cachorros toda la vida.
Suelen aceptar a los amigos de casa sin problemas. No obstante, por su fino sentido del oído y del olfato, son buenos para dar la alerta.
La soledad les afecta mucho. Por eso, no debes dejarles a solas más de un par de horas, pues esta raza suele sufrir ansiedad por separación, lo que puede provocar comportamientos destructivos. Tampoco han de vivir aislados en el jardín: su lugar está dentro de casa, con el resto de la familia.
Son perros muy curiosos y esto puede hacer que cometan algunas travesuras. Durante el entrenamiento el Setter Irlandés de Pelo Rojo puede mostrarse algo terco y distraído. En este sentido, las clases de obediencia son muy útiles para canalizar su mente inquieta.
Cuidados que precisa un Setter Irlandés Rojo
Toma nota desde ya: no es buena idea que un ejemplar de esta variedad habite en ambientes cerrados o en pisos pequeños. Lo ideal es disponer de una casa con jardín, para que pueda correr a gusto. Además necesita practicar ejercicio a diario para mantenerse equilibrado.
La dosis mínima recomendada es de, al menos, una hora de actividad intensa por jornada, aunque si es más mejor. El Setter Irlandés Rojo suele desempeñarse bien en los deportes caninos, pero lo mejor con ellos es salir a correr. Haz que te acompañe mientras patinas, andas en bici o entrenas. También son buenos nadadores.
Su atractivo peinado requiere de bastantes cuidados. De hecho, deberás cepillarlo a conciencia cada uno o dos días. Pierden una cantidad moderada de pelo durante el año, lo que aumenta en la época de muda.
Tras cada paseo asegúrate de que sus mechones no se hayan ensuciado demasiado y báñales solo si es absolutamente necesario. Por lo general, con dos o tres baños al año será suficiente.
Por último, revisa cada semana sus orejas, pues tienden a acumular humedad. Esto favorece la aparición de infecciones y hongos. Las uñas deben cortarse – como mínimo- una vez al mes.
La salud del Setter Irlandés Rojo
Entre las enfermedades más comunes de la raza encontramos la displasia de cadera, la torsión gástrica y el hipotiroidismo. Asimismo, estos canes tienden a sufrir de atrofia de retina, una afección degenerativa que afecta a su capacidad de visión.
La osteodistrofia hipertrófica afecta a los huesos de ejemplares en crecimiento. Los síntomas son dolor al caminar, falta de apetito y cojera. Esta condición puede mantenerse en el tiempo, pero suele mejorar con tratamiento no quirúrgico.
La leucopenia canina es otra dolencia que puede padecer un Setter Irlandés de Pelo Rojo. Se trata de una bajada de glóbulos blancos, que limita la capacidad del organismo para luchar contra las infecciones.